Ese manto tibio de blanda ternura,
arrullos tan suaves, blancas melodìas,
sonrisas sanadoras de todas las heridas,
caricias que buscaba para no llorar...
Tantos, tantos juegos puedo recordar,
y ver su mirada, feliz, contemplante,
y aùn sentir su mano tomando la mìa,
y esos fuertes besos que me protegìan...
Vida que me diste, y con ella la distancia,
y con otras ansias cautive esa vida,
quise ser tan dueña, dueña de mì misma,
que guerreando al tiempo, en vuelo me alcè...
¡ Y què no darìa! por sentir igual,
despleguè mis alas, decidì volar,
y con mis recuerdos y mis añoranzas,
volverìa al nido que dejè detràs...
RAQUEL MARTINEZ.
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